La mejor manera de popularizar la idea de la globalización: decirnos que la riqueza se extiende, que todos tenemos las mismas oportunidades. El America Dream extendido a un diseño global, convencernos que somos capaces de todo y cuanto queramos. Que no hay obstáculos, que podemos (Obama: Yes, we can!). Parte de la vida en Norteamérica es tratar de excusarnos por haber dejado nuestras patrias. Que estamos aquí haciendo algo correcto. Al venir, la idea es regresar. Después de un par de años, sino un par de meses, el plan cambia radicalmente - nos vamos a quedar.
Nos hemos convertido en parte del centro de la globalización. Sí, la globalización tiene un centro, fronteras, periferias. Pero, también podemos pensar que al entrar al centro, lo estaríamos dañando mucho al dejarlo, al descentrarlo. ¿Pero cómo? No es fácil. Supone un pensamiento que se escapa de su posición física para crear una cartografía fuera de las normas geográficas. Una epistemología de la región que mueve fronteras, que hace temblar los epicentros mismos de donde parte la globalización. Supone una toma de conciencia.
Walter Mignolo, teorista latinoamericano, en su libro
Historias Locales/Diseños Globales explica que la crítica necesaria debe estar conectada por el sufrimiento y trauma de la modernidad y su lado oscuro, la colonialidad. Mignolo llama este tipo de crítica el "paradigma otro," el cual no tiene un centro o autor de referencia - se basa más bien en la diversidad y el diálogo (20-2). El conector del trauma no pretende una narrativa depresiva, sino que se abre a la cara de la moneda que la modernidad siempre ha tratado de ocultar, el colonialismo y poscolonialismo que se ha vivido por siglos en gran parte del mundo.
Mignolo agrega que muchos centros de pensamientos en Norteamérica han apostado al posmodernismo como otro paradigma para hacer frente a la globalización. El problema, Mignolo arguye, es que otro paradigma sigue sosteniéndose sobre las ideas centrales de la filosofía occidental de la razón con bases universales. En las palabras de Mignolo, el posmodernismo "ha reducido al silencio" cualquier pensamiento que surga fuera de las fronteras del centro (27). El "paradigma otro" es distinto a otro paradigma porque es un "pensamiento fronterizo" basado en las "diferencias coloniales," el cual por definición se opone al paradigma liberal de la globalización (27-9). "Paradigma otro" es una toma de conciencia, analiza el proceso de la colonialidad, y de esta manera afirma el pensamiento donde antes fue negado (49-51). Es rebelde desde sus inicios ya que rechaza las ideas de la filosofía occidental, para los cuales las gentes colonizadas no tenían derechos o habilidades para pensar por sí mismos.
Pero como dije antes, los óbstaculos existen. La geopolítica del pensamiento global se sigue expandiendo, y nosotros en algunos casos de nuestra vida universitaria ayudamos a su expansión. Una toma de conciencia desde el centro de la modernidad se hace todavía más díficil. Pero igualmente muy importante. Nuestro rol recae en una des-educación de las normas occidentales, y dedicarnos a la lectura y reflexión que han surgido desde la periferia, el pensamiento fronterizo que siempre ha existido. También es importante comprender que más que una globalización con un diseño global, necesitamos de un entendimiento de historias locales, y de esta manera fomentar "un mundo donde quepan muchos mundos," como finaliza Mignolo (58).
Quizá Alejo Carpentier nos ayude a entender el "paradigma otro" de Mignolo. En
El Reino de este Mundo, Carpentier relata su viaje a Haití, donde toma conciencia de lo real maravilloso de América. Lo real maravilloso, Carpentier explica, no se reduce a una expresión artística, sino que incluye la vida misma de los americanos, de las sublevaciones, de la historia, del humano maravilloso en que el americano se ha convertido por voluntad propia. Haití es un buen ejemplo en este sentido porque es uno de los países que son criticados duramente por las instituticiones financieras globales. Y tratan de explicar que un país pobre es pobre por sus propios problemas, por la corrupción, por sus problemas políticos. Ocultan que cualquier país pobre del mundo tiene detrás de sí una historia de sobre-explotación colonial. Puesto de otra manera, ¿qué hubiese sido de Francia sin Haití?
Carpentier muestra perfectamente la esclavitud inhumana vivida en Haití, el sufrimiento y trauma de la colonialidad. Una de sus protagonistas, Ti Noel, es un esclavo en una de las haciendas del noroeste del país, que es llevado a Cuba con la victoria de la rebelión negra. A su regreso, Ti Noel se sorprende por el "mundo de negros" (80) que se ha creado en Haití. Sin embargo, también encuentra un Rey que se impone a través de un ejército, y esclaviza al resto de la población con tal de tener nuevos palacios que habitar. Una nueva rebelión se deshace del Rey, y los "mulatos republicanos" se apoderan del norte del país. Esto causa para la mayoría de la gente "la proliferación de la miseria," y para los más indignados es una "prueba de la inutilidad de toda rebeldía" (117-8).
Aquí podemos comprender que la solución para la periferia no es la imposición de diseños globales como la monarquía. Esto es algo que Ti Noel comprende: "la grandeza del hombre está precisamente en querer mejorar lo que es" y "sólo puede hallar su grandeza en el Reino de este Mundo" (121). En otras palabras, la respuestas a los problemas deben surgir de la naturaleza misma de los hombres y mujeres quienes los sufren. No basarse en epistemologías y cartografías que no corresponden, y lo que hacen al final es extender diseños de globalización que benefician un centro fuera del área local. Y también recordar que sí podemos (yes, we can), pero fuera del sentido del American Dream; que podemos en este reino, sin narrativas de un futuro que podría o no existir. Pasado, presente y futuro se deben combinar para saber, tomar conciencia de dónde surgimos, y hacia dónde vamos. Por eso, es un pensamiento abierto al diálogo, porque no debe referirse a una sola persona, sino hacia todas las gentes que componen las historia locales de muchos mundos dentra de este mismo planeta.
Y mientras escribo esta entrada del blog, espero los resultados de las elecciones de Venezuela...
¡Chávez, 54%!
Carpentier, Alejo. El Reino de este Mundo. Montevideo: Arca Editorial, 1972.
Mignolo, Walter. Historias Locales/Diseños Globales: Colonialidad, Conocimientos Subalternos y Pensamiento Fronterizo. Trad. Juan María Madariaga y Cristina Vega Solís. Madrid: Ediciones Akal, 2003.