Sunday, December 2, 2012

Literatura comprometida

Con la lectura de Julio Cortázar para esta semana de discusiones en la clase de encrucijadas, me vino a la cabeza que quizá para una nueva puesta en camino de la máquina se podría agregar lo que se llamó en los años sesenta y setenta como la "literatura comprometida." La situación socio-económica y política de Latinoamérica en ese entonces, más la influencia de la revolución cubana en 1959, llevó a la lucha armada en muchos de nuestros países. El conflicto que se generó dentro del contexto de la guerra fría causó la toma del poder de dictaduras militares con el apoyo explícito de los Estados Unidos a través de entrenamiento militar (la famosa Escuela de las Américas en la Zona del Canal panameño), armamento, e invasiones a cualquier costo.

Diversos debates surgieron entre los escritores e intelectuales sobre el rol que deberían tomar dentro de la represión militar y la lucha revolucionaria de las guerrillas. Sugiero la lectura de la revista uruguaya Marcha, en la que los escritores del boom contribuían con frecuencia, con especial atención al debate entre Cortázar y Oscar Collazos. Igualmente, el texto que publicó en la revista el Che Guevara en 1967 sobre el 'hombre nuevo' sería de particular interés. El 'hombre nuevo' es quien yuxtapone actividades intelectuales con la lucha social, y el cual sirve de modelo para muchos autores. Lecturas adicionales en cuanto a la crítica podrían incluir Hacia la liberación del lector latinoamericano (1984), de Ariel Dorfman; y Literatura y clase social (1983), por Angel Rama.

Cortázar me sirve de ejemplo porque lo que he estudiado para mi tesis de maestría (http://atrium.lib.uoguelph.ca/xmlui/handle/10214/3116) y planeo seguir quebrándome mi cabeza pensando en él para mi doctorado. Es un modelo interesante porque a pesar de su intenso apoyo por la revolución cubana y las luchas sociales en otros países, siempre enfatizó su independencia política en cuanto a su literatura. Para el escritor, nos enseña Cortázar, no es necesario escribir ficciones implícita o explícitamente política para considerarse comprometido. Sin embargo, la presión que recibió de varios llevó a Cortázar a escribir Libro de Manuel (1973), una novela en que intenta mezclar su creatividad con el mensaje político. Yo considero que Cortázar esperaba de antemano la dura crítica que recibió, ya que en la introducción el anuncia que su propuesta ficticia no se podía dejar llevar por cien por ciento en la línea de la política.

Otros libros que podrían entrar en el estudio de la literatura comprometida pertenecen a lo que se llamó como la narrativa del testimonio, entre los que encontramos al nicaragüense Omar Cabezas con su La montaña es algo más que una inmensa estepa verde (1982). Cabezas fue un importante guerrillero sandinista, quienes celebran la caída de la dictadura somocista en 1979, y con ello se intensifica el conflicto armado en Centroamérica. Honduras pasa a ser la base estadounidense de donde se arma a los contras, los cuales se dedican a atacar el gobierno socialista nicaragüense; El Salvador vive años de represión y guerra; y Guatemala cae en las garras del genocidio de indígenas a manos de los militares y paramilitares. Me llamó Rigoberta Menchú (1983), podría servir para cerrar el ciclo de lecturas y dar paso a discusiones en clase sobre el rol de la literatura en la política y vice versa.

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